Sport is in da house
martes, 12 de abril de 2011
Las vacaciones de Henry
Hoy que volvemos con otra apasionante jornada de Champions League y el Barcelona se disputa la clasificación con el Shakhtar Donetsk, me ha venido a la mente un jugador que ha sido protagonista tanto en la mayor competición europea como, de alguna manera, en el club culé: Thierry Henry.
A día de hoy el jugador francés se encuentra disfrutando del final de su carrera en la inferior liga norteamericana, vistiendo la camiseta de los New York Red Bull. Pero podría aventurarme y afirmar que su 'retiro' ya comenzó en Can Barça.
La carrera deportiva del jugador francés Thierry Henry seguramente será recordada toda la historia, pero no precisamente por su última etapa futbolística en el FC Barcelona. El jugador que ficharon del Arsenal nunca jugó en el Camp Nou al nivel mostrado en Highbury Park.
Después de llegar a ser dos veces Bota de Oro, fichó por el equipo culé en el año 2006, donde aún esta ficha, pero no mucho en el campo de juego. Como es lógico, fue fichado con la ilusión de tener en el Clan al jugadorazo que demostró ser tanto con el Arsenal como con la selección francesa, pero la verdad es que en Barcelona no han visto el Henry del club londinense.
Con los 'bleus' ganó la Eurocopa y el Mundial, y con el Arsenal la liga inglesa, mismo año en el que fue Bota de Oro (2004/2005) . Su etapa londinense fue la mejor de su carrera, siendo uno de los mejores jugadores de fútbol en la primera década del siglo XXI.Batió records goleadores tanto en su club con el la liga inglesa: se convirtió en el jugador que más goles logró con la camiseta de los gunners (226) y consiguió ser dos años seguidos elegido mejor jugador de la Premier League, algo que nunca se había conseguido. La espina que tenía Henry era haber perdido las dos finales europeas que disputó,de la UEFA contra el Galatasaray y de Champions contra el Barcelona. Esa es la explicación que dió su entrenador, Arsene Wenger, respecto a su fichaje por el Barcelona, su obsesión por ganar la Champions League.
Y lo consiguió. Además por partida doble. Sin contar claro con las Ligas, Copa de España, y demás títulos que completan el sestete. Pero no aportando en el Barcelona lo que suponía para el Arsenal. En Londres era el jugador en el que se basaban los gunners, quién se subía el equipo a la espalda, quién mereció sobradamente las Botas de Oro que ganó. En Can Barça no ha sido ni la sombra de lo que fue. Con un salario de 6 millones de euros anuales (netos), participa en el Barça de manera secundaria, creando una crítica desfavorable en su contra.
Después de estos años de mayor tranquilidad, muchos creían que colgaría las botas en el club donde creó su propia leyenda, dejando atrás un club donde ha vívido unas vacaciones plagadas de triunfos.
Mario Ruiz-Ayúcar Dorado
¡Ay Raúl aquél penalty!
Vuelve a ocupar portadas, los elogios retornan a sus oídos, los bares retoman conversaciones perdidas. Raúl es noticia de nuevo. Tras su salida del Real Madrid al Schalke 04, el '7' blanco vuelve a mostrar su mejor versión.
Mañana frente al Inter de Milán puede volver a jugar una semifinal de Champions League tras años estacado en los cuartos. Y de seguir adelante, podría conseguir su cuarta Copa de Europa. ¿Sería este el momento adecuado para que se le galardonase con el Balón de Oro?
Este puede ser el único premio que no haya conseguido Raúl. Se le ha resistido durante su inigualable carrera futbolística, pero es posible que hubo un momento por encima de otros en el que se lo mereció más que nadie. Fue en la Eurocopa del 2000, y si el 'Gran Capitán' hubiera marcado un penalty frente a la selecci´´on francesa, esta sería otra historia...
Francia nos bajó de otra de las esperanzas españolas en las competiciones internacionales. Con Zidane liderando aquella Francia que ganó los dos trofeos internaciones de fútbol de manera consecutiva, la selección francesa ganó 2-1 a la española en cuartos de final.
Francia estaba en su momento de gloria, 4 años después de haberse proclamado campeona del mundo.Y terminaría ganando aquella Eurocopa del año 2000. España fue una víctima más del equipo galo, en el que jugadores como Viera, Henry, Zidane o Thuram estaban en lo más alto de su carrera deportiva. El gol de Mendieta no fue suficiente.
Pero hubo una oportunidad de dar la vuelta al partido.Y estaba en manos del jugador en el que se tenía mayor confianza, Raúl. Era el último minuto del partido cuando Raúl provocó que Barthez le hiciera penalty. Y en ese momento todos pensamos que se remontaría el partido, como aquel espectacular 4-3 a Yugoslavia en aquella misma Eurocopa ( ¡Alfonsito! ¡Cómo te queremos!).
No estaba claro quién tiraría desde los 11 metros, ya que el especialista, Mendieta, había sido sustituido minutos antes por Camacho. Raúl fue el encargado. Raúl, la figura española en aquellos años, se encargaría. Buscó el gol golpeándole muy fuerte y ajustándo la pelota demasiado a la escuadra.La pelota se fue fuera. España se quedaba fuera de nuevo.
Raúl perdió el momento de su vida. De haber marcado, quizá la historia sería muy distinta. Pero quizá todavía no es tarde.
Mario Ruiz-Ayúcar Dorado
Mañana frente al Inter de Milán puede volver a jugar una semifinal de Champions League tras años estacado en los cuartos. Y de seguir adelante, podría conseguir su cuarta Copa de Europa. ¿Sería este el momento adecuado para que se le galardonase con el Balón de Oro?
Este puede ser el único premio que no haya conseguido Raúl. Se le ha resistido durante su inigualable carrera futbolística, pero es posible que hubo un momento por encima de otros en el que se lo mereció más que nadie. Fue en la Eurocopa del 2000, y si el 'Gran Capitán' hubiera marcado un penalty frente a la selecci´´on francesa, esta sería otra historia...
Francia nos bajó de otra de las esperanzas españolas en las competiciones internacionales. Con Zidane liderando aquella Francia que ganó los dos trofeos internaciones de fútbol de manera consecutiva, la selección francesa ganó 2-1 a la española en cuartos de final.
Francia estaba en su momento de gloria, 4 años después de haberse proclamado campeona del mundo.Y terminaría ganando aquella Eurocopa del año 2000. España fue una víctima más del equipo galo, en el que jugadores como Viera, Henry, Zidane o Thuram estaban en lo más alto de su carrera deportiva. El gol de Mendieta no fue suficiente.
Pero hubo una oportunidad de dar la vuelta al partido.Y estaba en manos del jugador en el que se tenía mayor confianza, Raúl. Era el último minuto del partido cuando Raúl provocó que Barthez le hiciera penalty. Y en ese momento todos pensamos que se remontaría el partido, como aquel espectacular 4-3 a Yugoslavia en aquella misma Eurocopa ( ¡Alfonsito! ¡Cómo te queremos!).
No estaba claro quién tiraría desde los 11 metros, ya que el especialista, Mendieta, había sido sustituido minutos antes por Camacho. Raúl fue el encargado. Raúl, la figura española en aquellos años, se encargaría. Buscó el gol golpeándole muy fuerte y ajustándo la pelota demasiado a la escuadra.La pelota se fue fuera. España se quedaba fuera de nuevo.
Raúl perdió el momento de su vida. De haber marcado, quizá la historia sería muy distinta. Pero quizá todavía no es tarde.
Mario Ruiz-Ayúcar Dorado
George Best, el quinto Beatle
Hablar de futbolistas que marcaron época es hablar de George Best. Como ya indicaba su propio apellido, el chico de Belfast había nacido para ser el mejor. Como los grandes genios, aquellas personas privilegiadas para considerarse únicos en alguna faceta de la vida, fue tan brillante en su carrera como oscuro en su vida personal. Dejó tantos detalles sobre el terreno de juego como fuera de él. Eléctrico, desequilibrante, polémico, vividor...así fue el gran George Best. El norirlandés podía acarrear un torrente de sensaciones, pero lo que es seguro es que su trayectoria no dejaba a nadie indiferente.
Por si le faltaba un toque de peculiaridad a su historia, Best pasó los primeros años de su infancia jugando al rugby. De no llegar su padre y mostrarle su disconformidad con que se dedicara al fútbol, puede que Best nunca hubiera elegido ese camino. La rapidez con la que llegó a la élite, al reconocimiento internacional y la admiración de los aficionados al fútbol puede que contribuyeran al desafortunado rumbo que tomó su vida lejos de los terrenos de juego. Como cualquier deportista, Best dio sus primeras patadas en un equipo de la ciudad, en Cregagh. Se dice que cuando el niño 'prodigio' tenía quince años, el por entonces entrenador del United, Matt Busby, recibió una llamada de uno de sus ojeadores: "Acabo de encontrarte un talento".
Con 17 años, Best ya había debutado con el Manchester United y con la selección de Irlanda del Norte. Su rapidez en la conducción, habilidad en el desborde y eléctricos cambios de dirección a una velocidad vertiginosa levantaban semana tras semana a los aficionados ingleses de sus butacas en Old Trafford. Best recuperaba la sonrisa de los ciudadanos de Manchester y restauraba la pasión por un deporte sacudido por la tragedia de Múnich en 1958, donde ocho de los 15 integrantes de la plantilla de Matt Busby habían perdido la vida en un accidente aéreo. Con Best, Bobby Charlton o Denis Law volvió la alegría.
Cayeron dos ligas, en el 65 y el 67, y la ansiada Copa de Europa, en 1968. Era la primera vez que un equipo inglés se proclamaba rey del viejo continente, y la enésima que Best demostraba su camino hacia mito del fútbol. El escenario era Londres y el rival, el todopoderoso Benfica de Eusebio. Con el partido empatado a uno y en pleno inicio de la prórroga, Best estuvo vivo para recoger un balón en zona de nadie, anticiparse a su marca y regatear con tranquilidad al portero. El partido acabaría 4-1 pero Best había decidido una vez más con su velocidad y sangre fría en el área. El rápido extremo de Belfast había rendido su particular homenaje a las víctimas de Múnich justo diez años después de la tragedia. Su actuación, por cierto, le dio el Balón de Oro.
Fue el clímax de su carrera futbolística. Sus excesos con el alcohol, constantes deslices con las mujeres o las fiestas hasta altas horas de la madrugada mermaron su estado físico y le encaminaron hacia una etapa de su trayectoria en la que deambuló por numerosos equipos pero, eso sí, dejando momentos y goles para el recuerdo.
Probó en Estados Unidos y tuvo un pequeño resurgir con el Fulham, pero sus últimas 'delicias' deportivas las reservó para su selección, donde tuvo que resignarse a lograr metas individuales ante la falta de competitividad y calidad de sus compañeros. Dejó, con la elástica verde, grandes momentos como aquel 15 de mayo de 1971 en el que hizo sonrojar a toda una institución como Gordon Banks en un Inglaterra-Irlanda.
Por desgracia, su vida fuera de los campos dio tanto que hablar como dentro de ellos. El norirlandés tuvo graves problemas con el alcohol, numerosas aventuras con el sexo opuesto y una actitud un tanto arrogante de cara al público. Best era un polvorín con un micrófono delante y pura dinamita en los bares de las Islas. En 1984 fue condenado a tres meses de prisión por conducir ebrio y 20 años después repitió la escena, lo que le dejó 20 meses sin carnet de conducir.
Ya en el 2001 tuvieron que realizarle un trasplante de hígado y una hemorragia interna acabó con su vida en el 2005. Días antes, tumbado sobre su cama del hospital, Best pidió al "News of the World" que publicara una foto mostrando su delicado estado y enunciando una frase de enorme impacto social: "No muera como yo". A la frase, seguramente, se le debería añadir: "pero no olviden lo que hice sobre el terreno de juego". Nosotros, desde luego, no lo olvidamos.
Esta la historia de Bestie, el quinto beatle, y esto que dejo aqui algunas de sus mas célebres sentencias:
- "Tenía una casa en la costa, pero para llegar a ella había que pasar por un bar. Nunca llegué a ver el mar".
- "Si hubiese nacido feo, no habríais oído hablar de Pelé".
- "En 1969 dejé las mujeres y el alcohol. Fueron los peores veinte minutos de mi vida".
- "Me gasté la mayor parte de mi fortuna en mujeres, alcohol y coches deportivos. El resto lo desperdicié".
- "Mucha gente va diciendo por ahí que me he acostado con siete Miss Mundo, pero sólo han sido tres".
- "Cada vez que entro en un sitio, hay 70 personas que quieren invitarme a beber, y yo no sé decir que no".
- "Nunca salía por la mañana con la intención de emborracharme, sólo sucedía".
- "He dejado de beber, pero sólo cuando duermo".
- "Si perdía la pelota era un insulto personal y la quería recuperar. Sí señor, me fastidiaba mucho que me la quitaran, porque era mi pelota".
- "Hace unos años dije que si me daban a elegir entre marcar un golazo al Liverpool o acostarme con Miss Mundo, iba a tener una difícil elección. Afortunadamente, he tenido la oportunidad de hacer ambas cosas".
- "No le pega con la izquierda, no cabecea, no defiende y no marca muchos goles. Aparte de eso, está bien". (Opinando sobre David Beckham)
Sin duda con un micrófono delante George Best no dejaba indiferente a nadie.
Marcos diego de Miguel
lunes, 11 de abril de 2011
Incombustible Raúl
La historia del fútbol guarda ya un sitio reservado a Raúl, pero él sigue dándonos material con el cual seguir gastando tinta hablando de esta leyenda viva. Su última (?) época futbolística en el Schalke 04 ha servido para demostrar a todos los agoreros y 'lenguaslargas' que este jugador todavía tiene toda su calidad en las botas.
Raúl González Blanco (27-6-77) ha sido el capitán del Real Madrid durante años por méritos y por oficio. Ha sido el verdadero y más puro estandarte de un equipo luchador, con carácter o ganador de títulos; de igual forma, podrían ser sinónimos del personaje que hoy nos ocupa.
Futbolista de calidad indiscutible. Como le ha definido recientemente su ex compañero de equipo, Santiago Hernán Solari, Raúl es el mejor en todo sin ser el mejor en algo. Su desmarque y definición son las claves en su juego inteligente y sencillo, cualidades que hacen olvidar su carencia de velocidad, potencia y extrema habilidad.
Las estadísticas le avalan: es el máximo goleador en activo de la Liga y el tercero histórico sólo detrás de Zarra y Hugo Sánchez; al igual en su competición favorita, Raúl es el 'pichichi' histórico de la Copa de Europa (70) y el jugador que más partidos ha disputado (141). En total, el '7' del Madrid ha jugado 867 partidos y ha marcado 383 goles entre Primera División, la Selección, Bundesliga y los torneos internacionales.
Hablar de Raúl son palabras mayores. No es fácil hacer entender a las jóvenes generaciones que hubo un día que el Real Madrid tuvo entre sus filas jugadores sacados de la cantera, al igual que hoy el envidiado Barcelona; tampoco es sencillo hacerles comprender porqué aún se escucha a grupos de españoles cantar "¡Raúl selección!"; difícil es transmitirles que para una amplia generación de madridistas y no madridistas este jugador madrileño era para nosotros, y lo sigue siendo, como Cristiano Ronaldo para ellos.
Mario Ruiz-Ayúcar Dorado
Raúl González Blanco (27-6-77) ha sido el capitán del Real Madrid durante años por méritos y por oficio. Ha sido el verdadero y más puro estandarte de un equipo luchador, con carácter o ganador de títulos; de igual forma, podrían ser sinónimos del personaje que hoy nos ocupa.
Futbolista de calidad indiscutible. Como le ha definido recientemente su ex compañero de equipo, Santiago Hernán Solari, Raúl es el mejor en todo sin ser el mejor en algo. Su desmarque y definición son las claves en su juego inteligente y sencillo, cualidades que hacen olvidar su carencia de velocidad, potencia y extrema habilidad.
Las estadísticas le avalan: es el máximo goleador en activo de la Liga y el tercero histórico sólo detrás de Zarra y Hugo Sánchez; al igual en su competición favorita, Raúl es el 'pichichi' histórico de la Copa de Europa (70) y el jugador que más partidos ha disputado (141). En total, el '7' del Madrid ha jugado 867 partidos y ha marcado 383 goles entre Primera División, la Selección, Bundesliga y los torneos internacionales.
Hablar de Raúl son palabras mayores. No es fácil hacer entender a las jóvenes generaciones que hubo un día que el Real Madrid tuvo entre sus filas jugadores sacados de la cantera, al igual que hoy el envidiado Barcelona; tampoco es sencillo hacerles comprender porqué aún se escucha a grupos de españoles cantar "¡Raúl selección!"; difícil es transmitirles que para una amplia generación de madridistas y no madridistas este jugador madrileño era para nosotros, y lo sigue siendo, como Cristiano Ronaldo para ellos.
Mario Ruiz-Ayúcar Dorado
19 años sin JUANITO
Este sábado se cumplen 19 años del trágico fallecimiento de Juan Gómez, Juanito, en accidente de tráfico. El aniversario coincide con un día de partido del Real Madrid en el Bernabéu. Un estadio que, desde hace casi dos décadas, recuerda en el minuto 7 de cada partido la figura del genial futbolista malagueño.Un ritual que, sin duda, volverá a repetirse este sábado.
Juan Gómez Gónzalez, conocido como Juanito (Fuengirola, Málaga),comenzó su carrera en la primera división del futbol español con el Burgos C.F, donde llamo la atención del Real Madrid, que en el verano de 1976 lo ficha por 25 millones de pesetas.Como él mismo reconoció posteriormente, "llegar a esta casa era cono tocar el cielo, pues prefería ante todo al Real Madrid como equipo y a Madrid como ciudad". Sus palabras escondían un secreto anunciado a voces: El Barcelona también pujaba por él, pero el Madrid se le adelantó por muy pocos días. El malagueño se incorpora al Real Madrid en la temporada 1977-78, debutando con la camiseta blanca en México, ante el Guadalajara. Ese mismo año juega su primer partido en el Camp Nou, de imborrable recuerdo. El extremo hizo un partidazo, colaboró de forma decisiva en dos de los goles y el Madrid ganó 2-3, rompiendo una racha negativa que duraba siete años. Todo ello a pesar de estar aún convaleciente del botellazo sufrido días antes en Belgrado, jugando con la selección, y en donde el combinado español obtuvo el pasaporte para a Argentina tras doce años de ostracismo sin participar en un Mundial.
Una década de blanco
En los diez años que militó en el Real Madrid, Juanito fue capaz de dividir a parte de la parroquia blanca en dos corrientes de opinión. De un lado estaban sus admiradores, defensores a ultranza del temperamento racial. Del otro lado, los que preferían para el Madrid un modelo encorsetado, más conservador, de hacer y no decir. Pero ninguno discutía que el andaluz era un buen jugador, "a veces grande". En sus diez años en el Club consigue dos Copas de la UEFA, cuatro Ligas, dos Copas del Rey, una Copa de la Liga. Además, fue subcampeón de la Copa de Europa (1981) y subcampeón de la Recopa (1983). A título individual obtuvo un "Pichichi" en la Liga con 17 goles (1983-84).
Como jugador era listo, hábil, intuitivo y rápido.Temperamental dentro y fuera del campo, precisamente ese temperamento visceral le ocasionó graves perjuicios a lo largo de su carrera deportiva: en 1978 fue sancionado con dos años sin disputar partidos europeos por agredir al arbitro germano-oriental Adolf Prokov; en 1986 escupió a Uli Stielike(ex-compañero) y le llamo mercenario, cuando este ya era jugador del Neuchatel, durante un partido de copa de la UEFA; en 1987 fue suspendido de partidos europeos durante cinco años por el famoso pisotón en la cabeza a Matthäus durante un Bayern de Munich-Real Madrid. Como curiosidad explicar que Juanito, como disculpa, regaló posteriormente a Matthäus un capote y un estoque de torero.
Pero esa raza dentro del campo, su entrega en cada partido fue lo que conquistó la grada del Bernabeú y lo elevo a la categoría de mito. Para la historia quedara cuando en las semifinales de la Copa de la Uefa de la temporada 84-85, el Madrid cayó en Italia en la ida ante el Inter, 2-0, y el irrepetible Juanito soltó al final del encuentro, en italiano macarrónico, una de las frases más famosas de la historia del fútbol: “Noventa minuti in Bernabéu son molto longo”. Esta frase resume el espíritu del malagueño, el espíritu de las remontadas, que le valió el reconocimeinto eterno de la aficción blanca.
Fue líder de un equipo dotado de una impresionante fortaleza, de un tremendo espíritu que nacía de hombres tan raciales como Benito, Camacho, Stielike, el propio Juanito y otros más que ofrecieron “su vida” por el Club. Juanito, “aprendiz de todo y maestro de nada”, que gustaba definirse, era capaz de transmitir estos sentimiento.
Como buen extremo nunca supo de términos medios: fue "Juanito" o "Don Juan", héroe o villano. Jamás defraudó a los que esperaban que sus actuaciones en el Real Madrid y en la selección le acreditaran como uno de los "grandes". Como tampoco defraudó a los que pensaban que, por encima de todo, estaba su amor hacia la institución blanca. Todavía hoy, más que nunca, sigue en el corazón de todos los madridistas.
Marcos Diego de Miguel
Juan Gómez Gónzalez, conocido como Juanito (Fuengirola, Málaga),comenzó su carrera en la primera división del futbol español con el Burgos C.F, donde llamo la atención del Real Madrid, que en el verano de 1976 lo ficha por 25 millones de pesetas.Como él mismo reconoció posteriormente, "llegar a esta casa era cono tocar el cielo, pues prefería ante todo al Real Madrid como equipo y a Madrid como ciudad". Sus palabras escondían un secreto anunciado a voces: El Barcelona también pujaba por él, pero el Madrid se le adelantó por muy pocos días. El malagueño se incorpora al Real Madrid en la temporada 1977-78, debutando con la camiseta blanca en México, ante el Guadalajara. Ese mismo año juega su primer partido en el Camp Nou, de imborrable recuerdo. El extremo hizo un partidazo, colaboró de forma decisiva en dos de los goles y el Madrid ganó 2-3, rompiendo una racha negativa que duraba siete años. Todo ello a pesar de estar aún convaleciente del botellazo sufrido días antes en Belgrado, jugando con la selección, y en donde el combinado español obtuvo el pasaporte para a Argentina tras doce años de ostracismo sin participar en un Mundial.
Una década de blanco
En los diez años que militó en el Real Madrid, Juanito fue capaz de dividir a parte de la parroquia blanca en dos corrientes de opinión. De un lado estaban sus admiradores, defensores a ultranza del temperamento racial. Del otro lado, los que preferían para el Madrid un modelo encorsetado, más conservador, de hacer y no decir. Pero ninguno discutía que el andaluz era un buen jugador, "a veces grande". En sus diez años en el Club consigue dos Copas de la UEFA, cuatro Ligas, dos Copas del Rey, una Copa de la Liga. Además, fue subcampeón de la Copa de Europa (1981) y subcampeón de la Recopa (1983). A título individual obtuvo un "Pichichi" en la Liga con 17 goles (1983-84).
Como jugador era listo, hábil, intuitivo y rápido.Temperamental dentro y fuera del campo, precisamente ese temperamento visceral le ocasionó graves perjuicios a lo largo de su carrera deportiva: en 1978 fue sancionado con dos años sin disputar partidos europeos por agredir al arbitro germano-oriental Adolf Prokov; en 1986 escupió a Uli Stielike(ex-compañero) y le llamo mercenario, cuando este ya era jugador del Neuchatel, durante un partido de copa de la UEFA; en 1987 fue suspendido de partidos europeos durante cinco años por el famoso pisotón en la cabeza a Matthäus durante un Bayern de Munich-Real Madrid. Como curiosidad explicar que Juanito, como disculpa, regaló posteriormente a Matthäus un capote y un estoque de torero.
Pero esa raza dentro del campo, su entrega en cada partido fue lo que conquistó la grada del Bernabeú y lo elevo a la categoría de mito. Para la historia quedara cuando en las semifinales de la Copa de la Uefa de la temporada 84-85, el Madrid cayó en Italia en la ida ante el Inter, 2-0, y el irrepetible Juanito soltó al final del encuentro, en italiano macarrónico, una de las frases más famosas de la historia del fútbol: “Noventa minuti in Bernabéu son molto longo”. Esta frase resume el espíritu del malagueño, el espíritu de las remontadas, que le valió el reconocimeinto eterno de la aficción blanca.
Fue líder de un equipo dotado de una impresionante fortaleza, de un tremendo espíritu que nacía de hombres tan raciales como Benito, Camacho, Stielike, el propio Juanito y otros más que ofrecieron “su vida” por el Club. Juanito, “aprendiz de todo y maestro de nada”, que gustaba definirse, era capaz de transmitir estos sentimiento.
Como buen extremo nunca supo de términos medios: fue "Juanito" o "Don Juan", héroe o villano. Jamás defraudó a los que esperaban que sus actuaciones en el Real Madrid y en la selección le acreditaran como uno de los "grandes". Como tampoco defraudó a los que pensaban que, por encima de todo, estaba su amor hacia la institución blanca. Todavía hoy, más que nunca, sigue en el corazón de todos los madridistas.
Marcos Diego de Miguel
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